Hacia finales de los 60 y principios de los 70 algunos estábamos muy ocupados defendiendo los colores del BOSCO, el equipo del Colegio Salesianos. Los partidos eran los sábados o los domingos. El resto de días seguíamos luchando por nuestro CICA donde fuese necesario. Siempre surgía algún partido. En aquel Bosco de éxitos y aprendizaje había jugadores del CICA: Jesús, Fernando, José Ignacio, Luis…
Superada la etapa del Bosco y dado que el ENSIDESA no tuvo a bien seleccionarnos a ninguno más allá de unos cuantos entrenamientos con barro hasta las cejas donde luego eran otros los que jugaban. Regresamos a nuestras raices.
Fútbol y más fútbol. Nuestras pachangas en la arena, partidos extraordinarios en
La Carbonilla, partidos de fútbol de verdad en los campos de Arnao, de Perlora, del San Agustín; partidillos en la playa de San Juan, competiciones de fútbol de salón (cuando aún no se había inventado el fútbol-sala). Todo era fútbol y más fútbol.
Hubo una racha de tiempo, entrada una primavera, en la que teníamos a bien celebrar partidos entre Grandes y Pequeños. Grandes eran los de más edad, algunos medio retirados. Pequeños éramos los demás. No siempre se juntaba un equipo sin más, alguna vez había que ceder pequeños a los grandes. Javi, Gelo, Felipe, Paco, Miguel, Julías, Tovar, Torner, y otros… contra Fernando, Jesús, Julio, Joaquín, Juan, Kike, Carlos, Juan Carlos, Felipe,
Tono, Rafa, Roberto, Luis y otros. Eran partidos en
la Carbonilla con sabor a CICA. De uno de aquellos encuentros salieron aquellas rachas de “béisbol” tan enriquecedoras para el ánimo; sobretodo cuando bateaba Julio por encima del bloque 9 y mientras ibas a buscar la pelota de tenis el contrario hacía ocho o nueve carreras. (Eh, las chicas también jugaban).
Para nuestro CICA fuimos disponiendo de camisetas del ENSIDESA y del BOSCO ENSIDESA que nos daban para entrenamientos. Una aquí y otra allí teníamos un conjunto de diez camisetas parecidas (ver fotos). Todas color granate aunque de distinto modelo y hasta de distinto tono. De un contenedor de basura cercano al campo del Ensi conseguimos una tarde algunas medias, alguna camiseta y hasta pares de botas en condiciones muy precarias. Y es que ni había donde comprar ni había con qué comprar. Y duraron con unos arreglitos.
Tres entusiastas formamos las categorías inferiores del CICA. Eran dos equipitos que jugarían en
La Toba y en un miniconcurso en el Juanito decidimos llamar a nuestros equipos Cica Atlético y USC (Unión Sport Club que quedaba muy bonito, hasta le gustó a Raúl)). Eran tiempos del Centro Social (primero la caseta que nos tiraron detrás del bloque 8 y luego la carbonera en el bloque 6). Hicimos los dos equipos juntando niños de
La Rocica, Las Estrellas y aledaños. Luego fueron apareciendo jugadores de debajo de las piedras: Cachín, Josechu, el cubano, Luisito, José Ramón, Molejón, Emilín, Medina… (por cierto aún están las fichas con aquellas fotos recortadas).
Quisimos hacernos con unos equipajes de verdad. Aquello nos lanzó a organizar unas rifas a las que se nos ocurrió denominar “benéficas”. La cagamos. Pusimos el dinero inicial para encargar los tacos de rifas en Gráficas Calvo. Y cuando las tuvimos en la mano… ¡a vender! Vendimos y vendimos, unas aquí otras allá, vendimos sin parar. Pero alguien se chivó a
la Guardia Civil y, pobrecitos nosotros, tuvimos que entregar todas las rifas y hasta declarar por separado como si hubiésemos cometido un delito, CSI? un juego. Menos mal que el padre de Jesús y Felipe estaba bien relacionado y consiguió que aquello se quedara en una chiquillada. Ufff! nos veíamos en el banquillo... banquillo que visitamos años después por otras razones, ¿eh?
Ah, pero el dinero que habíamos recaudado nos dio para tres pares de medias de rayas en Los Castros. No presumimos ni nada. (ver fotos)
Después de las rifas no cesamos en el intento de vestir ropa nueva en alguna ocasión. Nos pusimos manos a la obra a pedir camisetas a los equipos de primera de los que teníamos sus direcciones. No nos hicieron ni caso y eso que de buenas maneras les hacíamos ver que éramos sus filiales y entusiastas para lo que necesitaran. Nada, no coló. Ni camisetas, ni pantalones, ni medias, ni una triste respuesta. Ahora hay "negritos" por todo el mundo con equipajes gratis de los grandes de la liga.
Como no había de donde obtener los equipajes y los partidos se continuaban semana si y semana también ideamos unificar nuestras vetustas camisetas incorporando el nombre del equipo en el pecho: CICA. Imitábamos así al antiguo equipo de la selección rusa con su CCCP. Y es que por aquel entonces habíamos extendido nuestro radio de acción y jugábamos contra todos los que se pusieran delante de cualquier barrio cercano o lejano. En el Instituto Carreño Miranda, masculino por entonces, había mucho futbolero. Llaranes, Cacharrín, Avenue, Miranda, Huracán, Argentinos, San José Obrero…, eran equipos como el nuestro. Los partidos pasaron a la categoría de profesionales. Ya no era suficiente jugar estaba en disputa también la honrrilla. Éramos el CICA y eso era decir mucho. Para encuentros determinados fichamos los mercenarios más selectos: Ortiz, Varela, Emilio, Heliodoro, Constantino y otros, sin dinero.
La primavera del 75 nos llevó, confiados de pasarnos a todos por la piedra, al Primer Torneo de Primavera. Aquel que un bar pagó la inscripción y nosotros jugamos. Allí pasamos a llamarnos: Asociación Club CICA. Así fuguraba en la inscripción y no sé por qué. El bar en cuestión se rajó a última hora y se quedó sin las cinco mil pesetas de la inscripción y sin la publicidad del nombre. Previo a todo eso se organizó algo parecido a un casting. El que sería nuestro entrenador vendría a vernos en un partido que jugábamos en
La Mina. Qué nervios. Nunca supimos las conclusiones. Aquel torneo acabó con tres partidos jugados y los tres perdidos. Decepcionante. (ver actas)
¿Y qué contar de los torneos de futbol-salón o futbito? Se pusieron de moda y de repente aparecían torneos por todas partes. Los primeros eran en la cancha del Colegio. Organizaba el Centro Juvenil y eran el lugar de encuentro de muchísimos jóvenes de entonces. Allí se comprobaba el peso de cada equipo y de cada barrio. Cinco contra cinco en la cancha de balonmano. Disfrutamos como enanos. Fútbol-salón era el nombre que figuraba en los carteles (ver foto). Hasta hubo quien se inventó nombre en la línea que nosotros habíamos impuesto ¿UCO? si... parecido, ¿verdad?
Con los últimos coletazos de los 70 también llegaban los últimos coletazos del equipo. El CICA entraba en crisis. Los estudios, las novias, irse a vivir a otra parte, otras obligaciones y hasta algunos matrimonios nos dejaban en cuadro y nos lanzaban a disputar algunos torneos bien fuese en otros equipos o bajo otros nombres. Así recuerdo el Botijo, el Escombros, el Blonde on blonde, Autopista 61, etc. Y algún partido más si se jugó pero ya pertenecía más a la historia que se apagaba y de la que todos éramos conscientes, unos amigos que se juntan, más que a esa intención de comernos el mundo futbolero.
Recuerdo y no sé que año que llegamos a celebrar el Campeonato Arena-3, 3 para 3. Y fue una experiencia simpática y bonita. 24 amigos divididos en ocho equipos. Era navidad y hacía frio. Partiditos de treinta minutos. Un delirio. Que bien lo pasamos todos. (ver historia).
Y el Blog. Que aquí está para inmortalizar todo aquello. ¿Y el próximo partido? ¿Por qué no?